Maripedia: Los muchachos del mono

En algunos círculos se les conoce como Cantajuego o Grupo Encanto. Es un grupo de muchachos y muchachas que cantan canciones de toda la vida a la vez que las acompañan de coreografías. Se les reconoce por ir ataviados con monos vaqueros con un tirante colgando y por ser la principal causa de adicción en niños de 1-5 años.

1 Discografía

17 DVD + CD en el mercado destacando canciones como:

“A mi mono le gusta la lechuga”, “Coco en la cueva y Pepe en la montaña” y “Anton Pirulero Remix”.

2 Estilo e influencias

Influencia y estilo scout evidente. Quien ha sido scout lo sabe. Llevamos 30 años cantando esas canciones y danzas. Más de uno se estará dando golpes en la cabeza por no haber tenido esta idea antes.

3 Componentes

Han pasado ya tantos componentes por este grupo que no sabría decir cuantos son. Al menos nos podrían contar los cotilleos de tanto cambio: ¿Líos entre los miembros? ¿Disputas entre los muchachos? ¿Tema de drogas? (justificable en cualquier caso)

4 Fondos y decorados

Alguien debería ir a la cárcel por las ilustraciones de los fondos que acompañan las canciones. Si de verdad han pagado por «eso», los que deberían ir a la cárcel son ellos.

Elementos destacados para su estudio por Iker Jimenez:

       El burrito Pepe                        La hormiga                              La perdiz

Cuarenta discos de platino ya podían haber dado para un poco más que para esos dibujos y esos vídeos en chalets y guarderías.

5 Vestuario

Hay una edad a partir de la cual los monos vaqueros deberían estar prohibidos por ley. Coco Chanel debe estar removiéndose en su tumba cuando ve ese tirante colgando y esas coletas en señoras que podrían tener la menopausia.

6 Efectos secundarios (para los sufridos padres)

–          Trastornos psicológicos: producidos por la exposición a millones de horas alienados frente al televisor. Hay testimonios reales de torturas coreanas más suaves.

–          Deformación de la realidad: por mucho que les obliguen a decirlo, no, ustedes no son ni una taza, ni una tetera, ni un tallarín…

–          Agresividad latente: padres con ganas de meter la mano por la pantalla y chafarle la nariz al del gorro.

–          Pérdida del sentido del ridículo: señores de 100 kilos cantando “Cuando baila Juan pequeño” a la vez que mueven el culo al compás.

–          Atención: el montaje en general puede herir seriamente la sensibilidad estética del espectador.

7 Enlaces externos

–          “Como sobreviví a los cantajuego sin acabar en un psiquiátrico”

–          “Fobia a los tallarines: cómo superarla”

–          “Envolviendo, desenvolviendo: parte MVIIX”

8 Véase también

Anexo: Otros productos que crean adicción y melanomanía: Peppa Pig, Pocoyo y Dora la Exploradora.