En defensa del cabreo

No sé si es algo que solo me pasa a mí o alguien más lo ha pensado. Últimamente siento que estamos atravesando una etapa como de positivismo a la fuerza, impuesto en parte por la sociedad (sobre todo a través de las redes), en parte por los medios. Cada vez está peor visto quejarse, ser un cascarrabias o simplemente tener un mal día. Cada mañana reviso Facebook, Twitter, Instagram y todas aquellas redes en las que estoy presente, y me encuentro que están plagadas de imágenes del Señor Maravilloso (esa marca archiconocida por todos) y sucedáneos, invitándonos a sonreír y a ser muy felices, con un tono eufórico que a veces me pone los pelos de punta, sinceramente. También he tenido oportunidad de leer en los últimas semanas varios artículos en periódicos y blogs con mensajes parecidos. El que se queja es negativo y el negativo nunca suma, siempre resta, no aporta nada y es mejor apartarle, porque lo suyo es contagioso.

No sé si esta actitud más o menos generalizada es la reacción lógica de una sociedad «en crisis», deprimida y muy hasta los cojones de todo. Una sociedad que necesita creer que es feliz y próspera. No lo sé pero lo sospecho.

Yo hoy vengo a hablar del derecho a ser un cascarrabias y a quejarse. A cagarse en la puta y en todo lo que se menea de vez en cuando. A maldecir los lunes y los domingos por la tarde por encima de todo, porque son días de mierda, por mucho que el Señor Maravilloso diga lo contrario. A cabrearse muy seriamente y reclamar cuando te están jodiendo, ya sea en el plano laboral, en el social o en cualquier otro. ¿Por qué? Porque el cabreo es el motor del cambio. El cabreo, si es contundente, lleva a la acción. Ahora habrá quien piense, eres una amargada. No. Si os digo la verdad, veo mucho más sano exteriorizar un cabreo que maquillarlo con una sonrisa, un día tras otro, porque el cabreo fluye como el agua y tarde o temprano acaba brotando. Existe una parodia del Señor Maravilloso, llamada Mr Wonderfuck, que refleja bastante bien mi sentir.

No me malinterpretéis, no creo que haya que pasarse la vida echando culebras por la boca, porque no siempre hay motivos (si siempre los encuentras, míratelo). Yo también creo, moderadamente, en eso de que la felicidad se basa en disfrutar, en la medida de lo posible, de lo que se tiene. Si tu día consiste, por poner un ejemplo, en un 70% trabajar y un 30% disfrutar de los tuyos, pues busca la forma de disfrutar también con tu trabajo, porque si no puedes morir de pena. Lo malo es que no siempre se puede (no siempre te dejan), y ahí es donde voy. Todos necesitamos manifestar nuestro descontento, hacerlo saber. Es como cuando en una conversación sale el tema del panorama político actual y salta el típico de «a mí es que no me interesa la política, yo vivo feliz». Ok, igual te empieza a interesar cuando directamente nos metan un palo por el culo, que ya es lo único que falta.

En resumen: que te jodan, Señor Maravilloso. Todos tenemos días de mierda, todos tenemos derecho a ser haters de vez en cuando y a hacérselo saber a todo kiski, y si les molesta, que se quejen.

quetejodan

22 comentarios en “En defensa del cabreo

  1. Jaja me encanta la imagen! El lacito lo has puesto tu?

    Estoy de acuerdo en el derecho a quejarse, creo que eso lo necesitamos todos o petamos. Pero también hay que ir con cuidado, dónde y con quien despotricamos. Por ejemplo, no se puede ir cada mañana a Twitter a cagarse en la gran p***madre de alguien, porque los demás acabarán hartos y nos bloquearán o dejarán de seguirnos. Y en la vida real igual.

    Yo soy bastante negativa pero como eso no sirve de nada, hago lo que llamo «positivismo artificial». Es decir, igual me sale decir «Vaya mierda de día, lleva una semana lloviendo», pero hago un esfuerzo y lo cambio por un «¡Buenos días!». No siempre lo consigo, pero estoy en ello.

    Eso sí, bien a gusto me quedo a veces cuando me desahogo eh? Como cualquiera 🙂

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    • Sí, jajajaja, el lacito es complemento añadido, para endulzar el «que te jodan». Yo critico el abuso y la artificialidad (como tú dices), no estoy en contra de los mensajes positivos, ni mucho menos. Creo que es importante cuidar el buen ambiente, todo el que me conoce sabe que soy una persona bastante diplomática y no me gustan ni las discusiones ni los malos rollos. Realmente lo que me molesta es el hecho de que parece que hay que ser positivo siempre y a toda costa «porque sí» y a mí, sinceramente, no sale de dentro. Creo que es muy importante «purgarse» de vez en cuando, le pese a quien le pese.
      Besos guapa!!

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  2. Yo creo que estoy en el medio… Tengo malos días y me cago en la madre de todo lo que se menea! Esos días procuro conducir poco porque siento que soy un peligro para la sociedad! Y otros en los que soy más paz y amor!… Y la gran mayoría de días soy una mezcla de esos dos estados! Pero es verdad lo que dices! Los mensajes positivos y como si quejarse está mal! Es verdad lo que dices del palo en el culo! Yo tengo unos cuantos conocidos que siempre se han quejado durante las huelgas! Que eran unos vagos, que esto y que lo otro! Fíjate como son las cosas que ahora ellos están sin trabajo y quejándose de que no haya más huelgas! Y no les digo nada porque una no pude ir por el mundo haciendo enemigos! Pero muchas ganas de decirle tres cosas bien dichas!… En fin… Muy buena entrada Mari! Da alegría leer algo así hoy!

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  3. Siempre digo que de vez en cuando hay que sacar a pasear al Hulk interior, que estire las piernas un poco el pobrecito, que grite un poco y se desahogue…porque si no, el día que dice de salir por su propia cuenta, SALE (en mayúsculas) y no tiene miramientos en lo que destroza.
    Así que…AMÉN HERMANA, muy buen post.

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    • Pues eso, que el Hulk cuando se tira mucho tiempo de encierro, se va alimentando y cada vez se hace más fuerte y destroyer, así que nada, a sacarlo de vez en cuando y que desfogue 😉 Muack!

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  4. jaja, claro que hay que cabrearse, yo me cabreo con los niños todos los días,jajaj… Lo que no me gusta es la gente que se queja por sistema, siempre les duele algo, nunca hay motivo para estar lo suficientemente contento…. Pero claro, cabrearse de vez en cuando viene bien!

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  5. Tengo la suerte de no recibir al «Señor Maravilloso» (alguna ventaja tenía que tener la reclusión extrainternáutica), pero estoy de acuerdo.
    Siempre he dicho que le tengo pavor a los cabreos de la gente pacífica. Eso sí que da miedo. Porque efectivamente marcan un cambio, y ya no hay vuelta atrás. Nada volverá a ser como antes. Y está bien que sea así.
    Y los domingos por la tarde son lo peor. Menos mal que alguien lo dice, hombre ya.
    Y también reivindico el derecho a odiar cosas. Yo odio los jerseys y los calcetines a rombos. ¡Muerte al punto romboidal!

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    • Muy bien!! Odiemos!! Yo odio el puto abrefácil de las latas de atún y siento la necesidad de gritárselo al mundo xDDDD
      Llevas razón en lo de los cabreos de la gente pacífica… son los peores.
      Muack!

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  6. Yo creo q has sacado el tema de quicio. La filosofía de vida que tenemos la gente que como yo, que como das a entender claramente en tu post, no te gustamos nada, es que todo es más fácil viendo el lado bueno de las cosas y aunq no siempre se consigue, porque días malos tenemos todos y problemas también, la vida se hace mucho más agradable así. Yo he aprendido a pasar de la gente que se queja por sistema, poruq si eres un poco sensible te acaban chupando la energía. Yo prefiero ver en las redes sociales gente que trata de reforzarse con esos mensajes a la que se está quejando continuamente y aireando sus frustaciones. Pero si te molesta tanto, con borrar a esas personas es suficiente.

    En una entrevista que le hicieron a Angy de Mr. Wonderful, le preguntaron si ellos estaban siempre felices, a lo que ella respondió «Y un huevo!». Simplemente es una filosofía de vida que se refleja en su empresa y ha tenido éxito, y aveces el éxito ajeno frustra… A mí, sinceramente, aunque a penas tengo cosas de ellos, me encanta tener mi taza americana con diseño chulísimo y mensaje positivo.

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  7. A mí en mis días buenos me encantan las imágenes y frases de Mr. Wonderful, tengo que confesar que soy una más de las que ha caído en sus redes… pero claro, luego llega un día malo y las odio con todo mi ser, porque son mentira, porque te hacen creer que si estás mal es por tu culpa y no porque, simplemente, a veces la vida no es tan maravillosa. Me gusta tu post, y me uno a esa reivindicación del cabreo como algo necesario.

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  8. Creo que entiendo el mensaje y estoy de acuerdo. Intento tener una actitud positiva pero sí… yo también maldigo a los «abre fácil» que son de todo menos fáciles, hay días en los que me cabreo con la inutilidad entendido como el arte de pasar de hacer las cosas bien, y un largo etcétera. Aunque también me abstraigo para contemplar unas flores, una tela bonita o lo que sea, porque el mundo también tiene cosas bonitas y ahí está un buen motivo para seguir en él.

    Desde luego… cuando The Quiet Man se sulfura… a correr. El inconformismo nos mueve como sociedad y eso no podemos perderlo nunca. Despertemos de la inopia!

    Y por mi parte, bravo a permitirse escribir un largo «cago’n to lo que se menea» porque todos lo decimos y, quien diga que no, seguro que está mintiendo 😜

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  9. Yo me considero muy positiva y optimista,lo que no quita que al cabo del día me encabrone un montón de veces y reniegue del mundo entero si es menester, por mi salud mental, vamos. Bastante tenemos con tener que soportar ciertas actitudes, personas, problemas, como para encima no tener siquiera derecho al pataleo. ¡A tomar viento todo el mundo! Yo despotrico y me quedo tan a gusto.

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  10. ¡sí señora! ya está bien de tanta fachada, cuando algo está mal o te molesta te quejas, si tienes que gritar gritas y si hay que llorar pues también. Yo ya estoy cansada de tener la sonrisa en la cara, pues no, no es así hay días que vale sí, pero otros que no y punto. Y no le debo explicaciones a nadie. Un besazo guapas… me encantan estos posts, estos y los de las suegras jiji

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    • Vaya, pues sí! Mea culpa! La cosa es que la palabra «positividad» no está recogida en el diccionario de la RAE. Tendría que haber usado «optimismo» y ya está.

      Gracias por tu comentario!

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