Los cumpleaños antes y ahora

Este es un post inspirado en una conversación de hace unos días con unas amigas. El cumple de Frikito (y todos mis minis) ha sido hace unos días, y claro, he estado un poco inmersa en la preparación de las cosillas para la fiesta, así que el tema ha sido trending topic, jejeje. El mío también está al caer, y todos los años cuando empieza septiembre, me vienen a la mente esos fiestorros que me montaba mi madre, en los que mi casa se llenaba de gente hasta el punto que en todas las habitaciones había alguien y la puerta de la calle ni se cerraba. Los recuerdo con muchísimo cariño, y solo aspiro a que mi hijo recuerde los suyos de la misma forma.

Antes las cosas se hacían de otra manera, vamos a hacer un repaso de lo más destacable:

La tarta

Hoy, las tartas son de fondant, preciosas, de exposición. Da pena comérselas de bonitas que son. A veces, da pena comérselas, a secas. Antes, las tartas eran sota, caballo y rey. Estaba la clásica tarta de yema tostada con 15 toneladas de merengue, flores comestibles (que ya nos mencionaba Isa de Mode & Mouvement, aquí) y en el más innovador de los casos, algún animalillo comestible también. Lo que no faltaba nunca era el elemento estrella: la casita de barquillo recubierta de chocolate, por la que había hostias, pero que por una inquebrantable ley no escrita, pertenecía al cumpleañero, especialmente el tejado. Los demás se arremolinaban alrededor para ver si pillaban un cacho de pared. Eran tartas gigantescas, que daban para todos los invitados y para que tu familia estuviese merendando tarta una semana después del cumple.

Las velas

Las de ahora son muy variadas. Las hay desde la típica que trae el numerito en rojo hasta velas con formas realmente originales. Antes no teníamos tantas opciones. Estaban esas velas blancas, como con forma de espiral cilíndrica con un filito de color, muy finas y pequeñas. A mí me parece que tenían su encanto. Llenaban la tarta de lucecitas y luego las ibas sacando una a una y chupando las bases antes de cortar la tarta.

La comida

Ahora somos muy sofisticados. Que si los cupcakes, que si los cakepops, que si las candy bar, que si los batidos en botellitas de cristal… Parece que hoy en día, un cumpleaños sin cakepops es como menos cumpleaños. Ya no se llevan las mediasnoches de chorizo, salchichón o chopped, con dos dedos de margarina para que entren mejor, acompañados de fanta o de la guarrería esa que nos tomábamos, llamada Tang.

La decoración

Conste que a mí me encanta todo lo relacionado con la decoración de los cumples, que las cosas vayan a juego y que todo sea monísimo. Vamos, yo misma lo he hecho así para Frikito en sus dos cumples y se me cae la baba viendo una decoración bonita, como las de Marififi, por ejemplo. ¿Cómo era esto antes? Globos como si no hubiera un mañana, piñata y si acaso una guirnalda de «felicidades» muy brillante. Hoy, le colocamos cartelito señalizador a todo, con tal de que vaya a juego. Querida mamá anfitriona, gracias por aclararme que eso es agua y disolver mi sospecha de que podía tratarse de tequila camuflado en botellines, me quedo mucho más tranquila.

En resumen, los tiempos cambian. Ahora tenemos Internet y muchas ideas al alcance de un click. Los cumples están más currados que nunca, lo que no quita que recuerde con mucha nostalgia los míos, con su tarta de flores y sus mediasnoches. Lo bueno es que lo esencial nunca cambia, ¡los niños siempre se lo pasan como los indios!